En muchas empresas, la estrategia corporativa se queda escrita en un documento y rara vez baja al día a día de los equipos. Del otro lado, el control de gestión suele percibirse como un ejercicio técnico, limitado a números y reportes. Pero la realidad es que, cuando ambos se conectan, se convierten en una herramienta poderosa capaz de transformar la forma en que una organización alcanza sus metas.
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El papel del control de gestión en la empresa
El control de gestión es mucho más que supervisar presupuestos o revisar informes financieros. Se trata de un sistema integral que permite:
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Medir el desempeño real frente a los objetivos estratégicos.
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Identificar desviaciones y tomar medidas correctivas.
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Proporcionar información precisa y relevante para la toma de decisiones.
En este sentido, se convierte en el puente entre la planificación estratégica y la ejecución operativa, asegurando que la empresa no solo trace un rumbo, sino que lo siga de manera coherente.
Estrategia como punto de partida
La estrategia corporativa define la misión, visión y objetivos de largo plazo de una organización. Marca el “hacia dónde” quiere ir la empresa, mientras que el control de gestión se encarga del “cómo”.
Para que ambos trabajen en conjunto, es necesario traducir esa estrategia en metas concretas, medibles y alcanzables, que puedan ser supervisadas a través de indicadores clave de desempeño (KPIs).
Cómo alinear el control de gestión y la estrategia corporativa
Existen diferentes formas de lograr esta integración:
1. Definir indicadores alineados con los objetivos estratégicos
No basta con medir datos financieros. Es clave establecer métricas que reflejen aspectos como satisfacción del cliente, eficiencia de procesos, innovación o sostenibilidad.
2. Diseñar un cuadro de mando integral
El Balanced Scorecard es una herramienta que facilita la conexión entre estrategia y control de gestión. Permite tener una visión global del negocio, más allá de los resultados económicos.
3. Fomentar la comunicación interna
Los responsables de control de gestión deben trabajar de manera transversal con todas las áreas. De este modo, cada departamento entiende cómo sus acciones contribuyen al logro de los objetivos corporativos.
4. Revisar y ajustar constantemente
El mercado cambia con rapidez. Por ello, es fundamental que el control de gestión incorpore sistemas de seguimiento que permitan ajustar la estrategia cuando sea necesario.
Beneficios de integrar control de gestión y estrategia corporativa
Cuando una empresa logra vincular de manera efectiva estas dos dimensiones, obtiene ventajas competitivas claras:
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Mayor capacidad para anticiparse a riesgos y oportunidades.
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Optimización de recursos y reducción de costes.
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Alineación de toda la organización hacia una misma visión.
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Mejora en la toma de decisiones basada en datos y no en intuiciones.
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Incremento de la motivación y compromiso del equipo al ver resultados tangibles.
El control de gestión y la estrategia corporativa…
No deben entenderse como procesos separados, sino como piezas complementarias de un mismo engranaje. Mientras la estrategia marca el camino, el control de gestión asegura que la organización avance en la dirección correcta y con los recursos bien gestionados.
En definitiva, la verdadera ventaja competitiva surge cuando las empresas logran conectar la visión a largo plazo con la ejecución diaria, maximizando así sus resultados y asegurando su sostenibilidad en el tiempo.
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