El futuro del tesorero llega de la mano digital

¿Qué es la dirección financiera?

Los tres objetivos del tesorero: dar servicio a las operaciones de la empresa, controlar su riesgo e incurrir en los menores costes de financiación y gestión.

 

Se agradece cuando una lectura ayuda a pensar y generar ideas. A contrastar el criterio propio con el del autor para confirmar o cambiar planteamientos y animar a la acción. Esa lectura solitaria, a veces revive experiencias  – aprender es muchas veces recordar – y otras abre nuevas perspectivas. La encuesta Digital Treasury de PwC (2019) creo que ofrece al tesorero algo de eso. Su lectura suscita ideas que combinan planteamientos de siempre con nuevas aportaciones, pero sin que lo que aquí se expone responda necesariamente al contenido de dicha encuesta.

Los tres principales objetivos tesoreros son dar servicio a las operaciones de la empresa, controlar su riesgo e incurrir en los menores costes de financiación y gestión compatibles con los dos primeros objetivos. Pero el servicio y el riesgo dominan sobre los costes. Aunque se califique a la tesorería como un centro de beneficios, su contribución directa al resultado, siendo importante, queda relegada por su contribución indirecta mediante el servicio y el control del riesgo. La obsesión por optimizar el beneficio a corto plazo degrada la calidad del servicio, incita a especular y a ser cicatero con la liquidez porque cuesta financiarla. La tesorería no es un centro de coste, se afirma – tampoco de beneficio -, es un centro de servicio que debe alinearse con la estrategia de la empresa.

La primera competencia de un tesorero es que sea experto en tesorería. La encuesta añade las de aportar un pensamiento estratégico, ser un socio de los responsables operativos y mostrar una decidida afinidad tecnológica. En especial, con el data analytics, para mejorar las decisiones e identificar exposiciones, y la robótica de procesos (RPA), para la automatización de tareas repetitivas y en especial los pagos. La tecnología ofrece medios potentes para resolver problemas de siempre.

Los temas clave del tesorero parecen no haber cambiado: la previsión de tesorería, la financiación, la gestión del riesgo, la estructura financiera y la gestión del circulante. La encuesta insiste con razón en la tecnología y la innovación financiera. Recordemos lo que supuso la llegada de la informática o los ERPs. Queda claro que el tesorero debe esforzarse en aprender tecnología aunque la encuesta confirma el gran uso que hace aún de la hoja de cálculo.

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Parece que el tesorero da poca importancia a la ciberseguridad, a pesar de que más del 40% declara sufrir intentos de fraude en el sistema de pagos al menos una vez al mes y solo un 15% declara no haber recibido ninguno.

Según la encuesta los principales criterios para elegir un banco son que financie la empresa a largo plazo, que tenga capacidad para ayudar a la empresa, sus costes y la historia de la relación. Como esta relación influye mucho es habitual mantener relaciones por inercia y que el pool bancario tienda a crecer: entran nuevos bancos sin dar de baja a otros. La encuesta confirma lo poco que se revisa la relación con los bancos. Como hasta casi un 40% confiesa no hacerlo nunca, cabe recordar lo importante que es luchar contra la rutina.

Al seleccionar al tesorero se nos dice que se valora primero la experiencia y la formación en finanzas. Correcto, pero la entrevista personal siempre es definitiva. La encuesta confirma la poca transparencia en la información de los costes bancarios y quizá quepa añadir, la escasa dedicación de la empresa a revisarlas. Otra recomendación destacable es que el tesorero salga más del despacho para esforzase en comprender las necesidades tesoreras y los riesgos de las operaciones. Por último, que preste más atención a la problemática fiscal, aunque no le guste el tema.

Al leer la encuesta hay que considerar que recoge las respuestas de grandes compañías de 37 países, con una media de 11 dígitos de cifra de ventas.

Juan Pérez-Carballo

Director del Máster en Dirección Financiera de Next IBS

Madrid, 16 de julio de 2019

¿Qué es el neuromarketing? Así influyen las emociones en los consumidores

¿Qué es el neuromarketing?

Las empresas se han dado cuenta de que las emociones tienen mucho que decir en los procesos de compra y venta de productos. Descubrimos en este post qué es el neuromarketing y cuán grande es el poder de la mente en el consumidor.

¿Es posible explicar el comportamiento de las personas a la hora de comprar desde la base de su actividad neuronal? Esta es la pregunta que se hacen hoy en día muchas corporaciones a la hora de determinar qué productos son los que más agradarán al consumidor. Para saber la respuesta es necesario conocer primero qué es el neuromarketing.

El neuromarketing o marketing emocional es la aplicación de las técnicas de la neurociencia al marketing. Su objetivo es conocer y comprender los niveles de atención que muestran las personas a diferentes estímulos. Se trata de comprender más y mejor a los consumidores estudiando cómo se comporta su cerebro en un proceso de compra.

Para ello, esta ciencia se centra en conocer tres elementos fundamentales: la atención, la emoción y la memoria. El objetivo de las empresas es captar la atención del usuario con un anuncio, en el que no debe faltar un componente emotivo. El anuncio será mostrado en el momento adecuado, cuando el consumidor esté inmerso en él, para que así pueda recordarlo cuando haya acabado.

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De la misma forma que se hace con la acción publicitaria, la localización de los productos en las tiendas, su iluminación, su olor o la música que suena pueden determinar el comportamiento del cliente. Estos son algunos ejemplos de estrategias de neuromarketing que muchas marcas utilizan para persuadir al consumidor sin que este se dé cuenta.

Estas se crean con el fin de llevar a las personas por diferentes caminos que parecen aleatorios, pero que están marcados con mucha precisión a partir de la investigación de mercado. De ella se puede extraer la información necesaria para crear ese tipo de estímulos y para poder influir en la conducta del comprador.

El neuromarketing abre una vía de conocimiento que ofrece un nuevo modo de acercarse al consumidor a través de sus emociones que, como hemos señalado, también tienen un importante peso a la hora de tomar decisiones de manera racional.